Aunque algunos cines ya abrieron la pasada semana, este viernes (26 de junio) reabren la mayoría de las salas con los primeros estrenos, aforo reducido y nuevas medidas de seguridad por el coronavirus. Y la primera película española en estrenarse será La cinta de Álex, dirigida por Irene Zoe Alameda y protagonizada por Fernando Gil, Rocío Yanguas y Aitana Sánchez-Gijón.
«No ha sido intencionado -confiesa Irene-. Se iba a estrenar el 8 de abril y cuando llegó la cuarentena pusimos esta fecha al azar, pero ha dado la casualidad de que coincide con la apertura de los cines. Confieso que no sabemos cómo va a funcionar después de un encierro tan brutal, pero los cines están muy bien preparados y creo que esta es una película ideal para volver porque es muy cosmopolita y nos invita a viajar, ahora que no podemos hacerlo físicamente, y a conocer un mundo muy complejo en el que hay muchas desigualdades. Un mundo en el que hemos empezado a tener miedo al otro por el coronavirus pero, a la vez, estamos más cerca que nunca los unos de los otros».
«Por eso creo -añade la directora- que una película como esta, con un mensaje de solidaridad, de cooperación y de acercarse a los que son diferentes, y con una preciosa fotografía, es ideal para volver a las salas».
«Creo que esternar ahora la película es un acto de valentía por parte de la distribuidora y de la directora -añade Fernando-. Pero es una gran noticia y es muy necesario para que la gente recupere la inercia de ir a los cines»
«Una película muy ambiciosa»
La cinta de Álex es una coproducción entre España, Estados Unidos y la India que ha sido premiada en varios festivales internacionales de todo el mundo (como Londres, Nueva York, Chipre, Las vegas o La India). Cuenta la historia de Alexandra, una adolescente que se reencuentra con su padre, al que apenas conoce, ya que es un comerciante que ha pasado varios años en la cárcel acusado de terrorismo por error. Ambos se embarcan en un viaje a la India, donde Álex intenta rehacer su negocio y reconstruir la relación con su hija, pero una vez allí, los eventos se suceden de forma inesperada y trágica.
«Es una película muy ambiciosa que trata muchísimos temas -confiesa Irene-. Habla de educación, igualdad de género, machismo, desigualdad económica, comercio justo… y, sobre todo, es la historia de amor de un padre y una hija que se reencuentran después de una década. Por eso en el rodaje tenía siempre dos equipos, para poder centrarme en los primeros planos de los personajes y reflejar sus emociones. Pero además es una película familiar, vista a través de los ojos de una niña de 12 años, que tiene suspense, humor, acción…»
«A través de la infancia -añade Fernando-, la película también muestra temas como los matrimonios amañados en la India, el machismo y la cultura cerrada que tienen allí respecto a la mujer. La historia tiene muchos claroscuros y muchos contrastes»
La película es la primera coproducción entre España, Estados Unidos y la India. «Es curioso -confiesa Irene- porque en cada país que la proyectamos la película tiene ecos diferentes. Los espectadores lloran, ríen y se emocionan en momentos muy diferentes».
«Todos somos comerciantes»
Fernando asegura que la película de Irene plantea temas fundamentales en el actual mundo globalizado. «A través del viaje de estos dos personajes Irene retrata la trampa del capitalismo salvaje, esa búsqueda del beneficio que deshumaniza a los hombres de forma que los de arriba van acogotando a los que están abajo en un círculo vicioso que no tiene fin. También habla de los prejuicios de la gente hacia los que no son como ellos».
«Hay una escena fundamental -añade Irene- que es cuando Alexandra le pregunta a su padre cuánto valen unas sandalias en Estados Unidos (que él compra por dos dólares en la India). La niña no entiende cómo la diferencia de precio puede ser tan abismal y el padre le dice: «Todos somos comerciantes». Álex tiene sus propios problemas y piensa que no se aprovecha de nadie sino que todos ganan con el comercio. Pero comprobamos que todos los personajes sufren por las temendas desigualdades del mundo actual. Son temas complejísimos que intentamos reflejar en la película pero de una forma para nada doctrinaria».
Dos estupendos actores
Fernando Gil y la debutante Rocío Yanguas son el alma de la película y han recibido premios por sus actuaciones en los festivales de Las vegas Movie Awards y los Winter Film Awards de Nueva York. «A Fernando lo conocí con 16 años cuando ambos hacíamos teatro -confiesa Irene- y fue el protagonista de mi primer corto en EE.UU. Me encanta trabajar con él y le pedí que se presentara al casting. Aunque yo no era la única que decidía porque había nueve productores. pero él bordó la prueba».
«En cuanto a Rocío -continúa la directora- probamos a muchas niñas, pero en cuanto la ví supe que ella era Alexandra. Muchos niños suelen sobreactuar pero ella era muy natural, muy inteligente y te contaba muchísimas cosas con la mirada, transmitía perfectamente lo que pasaba por la cabeza de su personaje. No se ha desanimado ni un momento y ha hecho una pareja perfecta con Fernando».
Fernando Gil está muy contento con este papel: «Ha sido un regalazo de Irene. Casi se habían decidido por un actor norteamericano de una serie muy conocida pero Irene pensaba que el personaje necesitaba más carne. Como nos conocemos desde hace tiempo me llamó, hice un casting en inglés y me dieron el papel».
El actor confiesa que el personaje de Álex es el más complicado de su carrera: «Es un tipo que está constantemente en el filo, en tensión. Acaba de sallir de la cárcel y tiene que conocer a una hija adolescente a la que no ve desde hace años. Además tiene una estrella incierta, la vida no le favorece, parece que siempre tiene que remar a la contra y los problemas se le acumulan».
«Mi mayor reto -continúa Fernando- ha sido cómo conseguir que no decaiga un personaje que tiene que estar todo el rato tan arriba y con tanta tensión. Tenía que conseguir darle carácter, simpatía y ciertas cosas que le hicieran empático para el público, sabiendo las cosas que iba a sufrir».
Fernando asegura que su experiencia teatral fue fundamental para preparar el papel: «La gente suele acordarse de mis papeles en comedias, pero yo tengo una larga carrera en el teatro y desde el principio alterné tragedia y drama. Y creo que esas tablas que he conseguido en los escenarios han sido fundamentales para preparar el personaje de Álex y darle esa profundidad que necesitaba».
«Rocío nos ha sorperndido a todos -confiesa el actor-. Empezó siendo una niña y le resultaba complicado repetir las tomas 15 veces, porque se cansaba, e Irene y yo teníamos que intentar hacer algo diferente cada vez para mantener su concentración. Pero es muy competitiva y aprenció el oficio ensegiuda. Al final competía conmigo en cada escena, lo que generó muy buena química entre los dos y dió mucha credibilidad a esa relación de padre e hija».
«Un país profundamente machista»
La India tiene la cinematografía más poderosa del mundo pero, a la vez, es uno de los países más pobres. «Producir una película en la India es muy complicado, sobre todo para una mujer porque sigue siendo un país profundamente machista -confiesa Irene-. Tienes que saber manejarte según sus códigos. Pero afortunadamente, yo ya había rodado allí antes».
«A la vez -continua Irene- Bollywood tiene a algunos de los mejores técnicos del mundo del cine y además son muy creativos y se implican muchísimo en los rodajes. Antes de que llegaran los actores coreografiamos juntos las escenas y lo preparamos todo concienzudamente. Una película normal puede tener 1.000 planos y está tiene 3.500. Y rodamos en un pueblo rural muy alejado de las grandes ciudades, para lo que tuvimos que trasladar numerosos camiones desde Bombay».
Y es que Irene quería mostrar una India alejada de la postal para lo bueno y para lo malo: «Quería enseñar la India de la clase media que vive en las zonas rurales y que no sufren tanto la miseria, el hacinamiento ni la suciedad de las grandes ciudades como Bombay, aunque se vean obligados a convivir con animales. Una realidad en la que encajaba la fábula de la película en la que, al final, todos los personajes intentan hacer lo correcto y luchan por alcanzar la fellicidad«.
«Durante el rodaje teníamos un censor que nos acompañada a todas partes porque no quería que sacaramos la basura, querían una imagen estilo Bollywood -confiesa Fernando-. Tuvimos la suerte de que la zona en la que estábamos era una especie de oasís maravilloso, un pueblo en el que veraneaban antiguos jeques y donde había 7 palacios y 7 templos. Y por eso hay imágenes tan bonitas. Pero también hemos sacados las zonas donde se caumula la basura. Hemos intentado mostrar todas las facetas del país. Es un país increíble que me voló la cabeza«.
«Una mujer detective en la India es ciencia ficción»
En cuanto al futuro de la India, Irene asegura que: «Vivimos en un planeta tan desigual que la igualdad es muy difícil de conseguir en todos los aspectos. La India está evolucionando, pero muy lentamente. Por ejemplo, los Indios no pueden ni salir del país para hacer turismo porque conseguir un visado es practicamente imposible. Solo lo consiguen los ricos. Y eso sin hablar del racismo, el sexismo…»
«Yo tengo esperanza en que algún día consigan mayor igualdad entre hombres y mujeres y entre ricos y pobres, pero estoy convencida de que no lo veré. Por eso destaco al personaje de la niña india, a la que no dejan ir al colegio y a la que han prometido a un hombre mayor que ella, algo que, desgraciadamente, sigue siendo habitual».
«Y por eso he querido incluir en la película a una mujer detective. Algo que no existe en la India, que es ciencia ficción. Pero pregunté a la gente de allí y me dijeron que quizá fuera posible dentro de 20 años. Así que decidí incluir ese personaje para que las niñas lo vean y piensen que pueden llegar a conseguirlo. Y es un personaje que fue muy aplaudido en las proyecciones que hicimos en la India».
